El desafío de fotografiar a la Ardilla Roja Ibérica

No fue una sola mañana ni un único golpe de suerte: fue la suma de cientos de rutas por los bosques, siempre observando y con la cámara preparada. A diferencia de las ardillas urbanas que aceptan comida de la mano, las ardillas de los bosques de la Sierra de los Filabres son cautas por naturaleza. Eso hace que cada foto y cada plano conseguido sea una gran victoria.

Ardilla roja (Sciurus vulgaris) observando desde unas ramas.

Tras años esperándolas: fotografiar y filmar ardillas salvajes en la Sierra de los Filabres

Con el tiempo aprendí que no es suficiente “ir a la montaña”: hay que buscar en sus rincones favoritos y encontrar sus puntos de agua. En la Sierra de los Filabres, las zonas que más resultados me dieron fueron:

  • Zonas repobladas de pinares: los pinares (y las repoblaciones de pino) ofrecen piñas y estructura de ramas perfecta para saltos y para el camuflaje. En estos lugares, las ardillas suelen ser mucho más cautas de lo normal y siempre mantienen una gran distancia con los humanos.

  • Puntos con agua permanente o arroyos: los cauces y puntos de humedad atraen a más fauna. Muchos son los animales que tarde o temprano pasan a beber y las ardillas no son una excepción. En estos lugares, se puede se las puede llegar a ver a simple vista siempre y cuando se esté camuflado y sin hacer ningún tipo de ruido. Después de esperar con paciencia, muchas veces varias horas, acabarán apareciendo. Las ardillas sabrán que estamos ahí pero, sus ansias por calmar su sed las envalentonarán a acercarse más a nosotros.

  • Diferentes alturas: a mayores alturas encontré mucha menos actividad. A partir de los 1400 metros aún podían verse piñas roídas y algún que otro ejemplar pero siempre en encuentros muy fugaces sin posibilidad de fotografiarlos con calidad. Según mi experiencia, las mejores alturas para encontrarlas, al menos en esta sierra, van desde los 900 hasta los 1400 metros, habiendo más actividad en las zonas húmedas.

Preparativos: la planificación marca la diferencia

Para aumentar aún más las posibilidades de avistamientos, os dejo una lista de lo más importante:

  • Reconocimiento previo: encuentra una zona con pistas de actividad. Busca piñas roídas, huellas en el suelo o restos de semillas roídas estás en el lugar indicado. Si encuentras un nido de ardillas, lo mejor es mantenerse alejado, ya que cualquier perturbación podría asustar a los animales, poner en riesgo a las crías y hacer que la madre abandone el nido, comprometiendo su supervivencia.



  • Elección del hide: si has detectado ardillas, la posición de espera debe ser fija (refugio pequeño o tienda camuflada) en puntos con visión a ramas bajas. Hay que montarlo con horas de antelación para que la zona “se asiente” y los animales puedan entrar a la zona con normalidad.

  • Ropa y olor: lo más importante es vestirse con colores que te fundan con el entorno y romper la silueta humana. Nada de perfumes. En mi caso, utilicé un traje Ghillie de camuflaje con capucha integrada. Estos trajes ofrecen muy buen índice de camuflaje en zonas boscosas y disimulan muchísimo la silueta. En caso de no poder montar un hide, estar bien camuflados, sin moverse y en completo silencio también puede funcionar. Es más duro, pero os puedo asegurar que funciona.

  • Equipo cargado y discretamente ubicado: lo ideal en estas situaciones es llevar un teleobjetivo camuflado. Los teleobjetivos zoom son muy polivalentes ya que las ardillas pueden cambiar de posición y distancia muy a menudo. Un buen trípode, baterías extra y tarjetas fiables; todo organizado para no tener que moverme o hacerlo lo mínimo indispensable.

El momento clave: disparar con cuidado

Cuando por fin aparecen, todo pasa muy rápido. Los siguientes hábitos me han salvado muchas fotos y planos:

  • Preenfoque sobre ramas: coloco el punto AF donde pueden saltar y espero; así reduzco el margen de error.

  • Ráfaga controlada: ráfagas cortas (mejor conservar tarjeta que disparar a lo loco). Hay que parar y mirar los resultados. A veces pensamos que hemos hecho una gran captura y seguimos disparando pero, en realidad, la foto puede haber salido desenfocada. Ojo con esto.

  • Silenciar la cámara si es posible: el ruido del obturador puede asustarlas; siempre que el equipo lo admita, lo ideal es hacer uso del obturador silencioso. Hay que tener en cuenta que en algunos modelos de cámara, el obturador silencioso/electrónico guarda menos información de color.

  • Uso de un buen trípode: a veces, las ardillas aparecen cuando la luz es escasa. Tener la cámara estabilizada en un trípode robusto nos ayudará muchísimo a la hora de tomar fotos más nítidas. No hace falta decir que para grabarlas en vídeo el trípode es una herramienta imprescindible.

Lo técnico:

  • Objetivos/distancia focal: para asegurarnos la captura fotográfica de estos preciosos animales lo ideal sería cubrir desde los 100mm hasta los 1000mm. Un teleobjetivo de aproximadamente 200-600 sería una buena elección. En mi caso utilizo un 100-500 con duplicador. Si que es verdad que un teleobjetivo fijo nos dará mucha más calidad de imagen pero en estos casos no se puede tener todo.

  • Velocidad: 1/1000–1/2000 s para movimientos rápidos; 1/500 s para posturas.

  • AF: autoenfoque continuo y zona pequeña/única sobre el ojo. Si nuestra cámara tiene seguimiento de sujetos (animales) nos será mucho más fácil.

Importante tener siempre el estabilizador del objetivo y de la cámara activado, ya que nunca sabemos cuando será el momento para disparar.

Paciencia, ganas y buena suerte

Si sigues los consejos explicados en esta entrada, tarde o temprano conseguirás tus propias fotografías y vídeos de ardillas salvajes en libertad. Espero que te haya servido de ayuda y te agradezco muchísimo el hecho de que hayas leído hasta aquí :)

A la larga, el perro alcanza a la liebre.

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